Discriminación racial: la sociedad es con todos y todas | Consejo de la Magistratura

Publicado el 21/03/2022

La discriminación racial socava la paz, la seguridad, la justicia y el progreso social. Es una vulneración de los derechos humanos que desgarra a las personas y destruye el tejido social.

I – La historia se pierde en el tiempo, tan oscura como desgarradora, pero nos remontamos a la más reciente, cuando el 21 de marzo de 1960 la policía abrió fuego en una manifestación pacífica contra las leyes del apartheid que se realizaba en el antiguo poblado de Sharpeville, Sudáfrica. En la balacera murieron 69 personas.

Cinco años después, el 21 de diciembre de 1965, la ONU proclamó el “Día internacional de la eliminación de la discriminación racial”, que en recuerdo se celebra el 21 de marzo todos los años. El propio organismo internacional pide a los países y a los organismos de la comunidad internacional que no ahorren los esfuerzos para eliminar todas las formas de discriminación racial. En 1979, la Asamblea General de la ONU solicitó a los Estados que a partir del 21 de marzo se realice una Semana de Solidaridad con los pueblos que luchan contra el Racismo y la Discriminación Racial.

II – El apartheid fue el sistema de segregación racial en Sudáfrica y Namibia -mientras este último era territorio sudafricano- vigente hasta 1992 que consistía en la creación de lugares separados, tanto habitacionales como de estudio o de recreo, para los diferentes grupos raciales, en el poder exclusivo de la raza blanca para ejercer el voto y en la prohibición de matrimonios y hasta en mantener relaciones sexuales entre blancos y negros.

El motivo de la conmemoración es promover acciones para poner fin a toda forma de discriminación racial.

III – Desde esos días, en Sudáfrica, uno de los países donde más se sufre el apartheid, se fueron anulando normas y desmantelado estructuras. En otras tantas naciones se han derogado leyes y prácticas racistas. Aun así, el racismo, la xenofobia y la intolerancia son problemas comunes en todas las sociedades.

IV – El artículo 1º de la Declaración Universal de los Derechos Humanos proclama que “todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos”. El artículo 2º afirma que “toda persona tiene todos los derechos y libertades proclamados en esta Declaración, sin distinción alguna de raza, color, sexo …” o de cualquier otra índole.

Desde la adopción de la “Convención Internacional sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación Racial”, en 1965 por la Asamblea General de las Naciones Unidas, y de la “Declaración y Plan de Acción de Durban”, en 2001 por la “Conferencia Mundial contra el Racismo, la Discriminación Racial, la Xenofobia y las Formas Conexas de Intolerancia”, existe un marco normativo y de acción a nivel internacional para proteger y promover los derechos de las personas afrodescendientes. Sin embargo, aún son necesarios mayores esfuerzos ante las situaciones de racismo, estigma y discriminación que siguen existiendo.

Ante la continuidad de algunas acciones a contrapelo de la historia, en 2013, las Naciones Unidas proclamaron el  “Decenio Internacional para los Afrodescendientes 2015-2024″, que tiene por objeto celebrar las importantes contribuciones de las personas afrodescendientes en todo el mundo, promover la justicia social y las políticas de inclusión, erradicar el racismo y la intolerancia, promover los derechos humanos y ayudar a crear comunidades mejores y más prósperas, bajo el lema “Afrodescendientes: reconocimiento, justicia y desarrollo”.

V – Se estima que hay 200 millones de personas que viven en las Américas, que se identifican a sí mismas como afrodescendientes. Primero fueron descendientes de las víctimas de la trata transatlántica de esclavos y ahora son migrantes, pero siempre forman parte de los grupos más pobres y marginados.

La realidad indica, no obstante las herramientas legales, que los afrodescendientes todavía tienen un acceso limitado a servicios de educación y salud de calidad, a la vivienda y la seguridad social. Tienen bajos niveles de participación política, tanto a la hora de ejercer el voto como en el ejercicio de cargos políticos y que con frecuencia son objeto de discriminación en la administración de justicia y se enfrentan a tasas alarmantes de violencia policial, así como a la aplicación de perfiles delictivos en función de la raza.

Se observa de igual forma, discriminación por otros motivos conexos, como la edad, el sexo, el idioma, la religión, la opinión política o de otro tipo, el origen social, el patrimonio, la discapacidad, el nacimiento u otra condición.

VI – El racismo y la discriminación racial han sido utilizados como armas para generar miedo y odio. En los casos extremos, líderes sin escrúpulos fomentan los prejuicios para incitar al genocidio, los crímenes de guerra y los crímenes de lesa humanidad.

Las modernas tecnologías de comunicación son un campo propicio para avivar el rechazo social hacia determinados grupos o personas, que se convierte en discriminación y hasta en discurso de odio frente a víctimas que por su vulnerabilidad, desconocer sus derechos.

En este Día Internacional, debemos colaborar a crear conciencia para poner fin al racismo, la estigmatización y los prejuicios tanto individual como colectivamente.