08/03 - Día de la Mujer | Consejo de la Magistratura
Publicado el 08/03/2022
El 8 de marzo de 1857, en plena Revolución Industrial, se llevó a cabo una de las primeras manifestaciones públicas femeninas. Alrededor de 20 mil trabajadoras del rubro textil, conocidas como “garment workers”, levantaron la voz en las calles de Nueva York, Estados Unidos, con el lema “Pan y rosas”. Exigían igualdad de derechos con los hombres, reducción de su jornada laboral, mejores condiciones de trabajo y el cese del trabajo infantil.
51 años más tarde, en la misma ciudad y fecha, unas 40 mil “garment workers” se declararon en huelga. Exigían un salario similar al de los varones que desarrollaban las mismas labores que ellas y una reducción de la jornada laboral a 10 horas. Además, denunciaban las terribles condiciones de trabajo que sufrían diariamente.
Las trabajadoras de la fábrica Cotton Textile Factory fueron parte de este movimiento, pero su caso terminó en tragedia. El dueño de la fábrica cerró las puertas para que abandonaran su lucha, se produjo un incendio, declarado como fortuito, en el que 129 obreras murieron.
En 1910, se realizó la II Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas en Copenhague, Dinamarca, con más de 100 mujeres representantes de 17 países, en busca del sufragio universal. Entre ellas, estaban las reconocidas defensoras de los derechos de las mujeres Clara Zetkin y Rosa Luxemburgo. Teniendo como antecedente que en febrero del año previo el Partido Socialista de Estados Unidos había conmemorado el Día Nacional de la Mujer, fijaron que cada marzo se ‘celebraría’ el Día Internacional de la Mujer Trabajadora en todo el mundo. El 19 de marzo de 1911 se realizó una marcha multitudinaria y simultánea en Alemania, Austria, Dinamarca y Suiza, en la que más de un millón de mujeres exigían mejores salarios, condiciones de trabajo dignas, derecho al voto y a ocupar cargos públicos, entre otras cosas. Solo unos días después, 123 mujeres y 23 hombres, en su mayoría inmigrantes de Europa del Este e Italia, murieron en un incendio en la fábrica Triangle Shirtwaist en Nueva York.
Desde entonces, múltiples episodios se dieron en el mundo en esta fecha, como parte de la lucha por la igualdad de derechos y oportunidades. En coincidencia con la 1era Guerra Mundial, la conmemoración de este día fue utilizada para protestar en contra de las consecuencias de la guerra en diferentes partes de Europa.
En 1977, la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) estableció como fecha oficial del Día Internacional por los Derechos de la Mujer el 8 de marzo.
En 2011, la ONU creó el organismo “ONU Mujeres”, que se dedica a “promover la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres”.
En 2015, todos los Estados Miembros de la ONU adhirieron a los Objetivos de Desarrollo Sostenible, como llamamiento universal para “poner fin a la pobreza, proteger el planeta y mejorar las vidas y las perspectivas de las personas en todo el mundo”, con una agenda que incluye 17 objetivos diferentes, a ser cumplidos para 2030. Entre ellos, se propone “lograr igualdad entre los géneros y empoderar a todas las mujeres y las niñas”.
Desde hace tanto tiempo que se transmite, desde las diferentes instancias culturales e institucionales, un esquema de desigualdad, que es normalizado en las fibras más internas; aunque siempre dolió, se mantuvo, porque era lo aprendido, donde reposa el poder, los movimientos no son bienvenidos.
En alusión al 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, nos propusimos indagar sobre un término que es nuevo, en relación a nuestro léxico y a la adhesión de la palabra en la RAE, nos referimos al término: SORORIDAD
Y para ello, traemos un fragmento de un texto de Marcela Lagarde y de los Ríos.
Sororidad del latín soror, sororis, hermana, e-idad, relativo a, calidad de. En francés, sororité, en voz de Giselé Halimi, en italiano sororitá, en español, sororidad y soridad, en inglés, sisterhood, a la manera de Kate Millett. Enuncia los principios ético políticos de equivalencia y relación paritaria entre mujeres. Términos relativos: sororal, sórica, sororario, en sororidad. Se relaciona con el affidamento del Colectivo de la Librería de Mujeres de Milán al propiciar la confianza, el reconocimiento recíproco de la autoridad y el apoyo entre mujeres.
Qué sería de las mujeres sin el aliento y el apoyo en situaciones de crisis que son tantas. No habríamos sobrevivido a los avatares de la vida sin otras mujeres conocidas y desconocidas, próximas o distantes en el tiempo y en la tierra. Los índices de Desarrollo Humano con los que medimos la situación de género, el desarrollo y el poder de las mujeres no incluyen todavía el registro de lo que para la antropología es el tejido social cuyas diversas tramas y urdimbres nos sostienen. En él, las mujeres tenemos un peso extraordinario al tejer y sostener las relaciones de parentesco y familiares, las conyugales, amorosas y de amistad, el trabajo y las actividades económicas, al crear en la esfera de la cultura, en ámbitos científicos e intelectuales, desde luego a través de la participación social y política, y la práctica de la solidaridad. Los enormes afanes por alcanzar la buena vida y por arribar a la justicia en el mundo han tenido en las mujeres protagonistas conmovedoras. Cuántas madres han sido figuras fundantes, transmisoras de nuestra lengua y con ella de los cimientos de nuestra visión del mundo, y coautoras de nuestra identidad. Cuántas han sido sostén de sus hijas a lo largo de la vida. Qué mujer no ha tenido el apoyo cómplice o lo ha dado a alguna hermana, tía y prima, suegra y cuñada. Desde el entendimiento o el conflicto las parientas se han apoyado en el día a día. Qué decir de las abuelas y las nietas en mágicos encuentros generacionales y de las hijas que en las vueltas de la vida acaban siendo madres de sus madres. Y las amigas, las compañeras y las colegas que acompañan a otras en riesgo por infinidad de cosas. Las mujeres que nos han curado y cuidado, las que nos han enseñado el mundo, con íntima cercanía por encima de los tabúes y normas sociales. Qué habría sido de las mujeres en el patriarcado sin el entramado de mujeres alrededor, a un lado, atrás de una, adelante, guiando el camino, aguantando juntas. ¿Qué sería de nosotras sin nuestras amigas? ¿Qué sería de las mujeres sin el amor de las mujeres?
Luego de esta reflexión, ¿por qué habla de la sororidad?, es un pacto de amor, es un acto poético y de firme convicción, queremos sumar:
El significante sororidad fue usado antes que otros ensayos y exposiciones, por Miguel de Unamuno en su novela Tía Tula (1921). Así 50 años antes de que adquiriera un significado feminista, Unamuno ya se extrañaba de que junto a «fraternal» y «fraternidad» (de frater, hermano) no existiera «sororal» y «sororidad».
De este modo el escritor fue el primero que defendió esta palabra para cubrir una carencia léxica y poder nombrar a «el amor de la hermana».
Lo aquí expuesto intenta ser un aporte a la reflexión cotidiana para la acción efectiva, e invitamos a compartir textos, talleres y reflexiones al respecto en este día que con juntos y juntas conmemorado el 8 de marzo.
Por Yamila Papini
Miembro de la Unidad de Derechos Humanos, Género, Trata de Personas y Narcotráfico