El día que comenzó la democracia | Consejo de la Magistratura

Publicado el 11/11/2021

I – La idea de democracia, esta que ahora tanto utilizamos, surge a principios del siglo VI a.C. en Atenas. Se llega a una crisis política y social en donde las formas tradicionales de gobierno ya no atendían a la realidad y por ello eran rechazadas. En ese ámbito irrumpe Clístenes, un hombre mayor que había sido arconte –gobernante- y que produce un verdadero cambio. Crea un nuevo sistema de gobierno que llamó democracia, término castellano que deriva del latín “democratia” y este del griego “demokratía” que se forma de “dêmos” que es pueblo  y “krateîn” que es gobierno o gobernar.

Entre los atenienses, desde tiempo antes se utilizaba el término “isegoría” (ισεγορια) para aludir al sistema donde todos tienen el mismo derecho a usar la palabra en la asamblea.

Más allá de los remotos antecedentes y de las etimologías, la idea es clara: una igualdad en la participación.  

Si bien la igualdad en la participación amerita, como todo, alguna reglamentación, nunca se puede pensar que la diferencia sexual puede signar una diferencia.

El domingo 11 de noviembre de 1951, hace 70 años, más de 3.500.000 de mujeres votaron en el país por primera vez.

II – El “voto femenino” era un tema de larga data, de propuestas y de proyectos que fueron postergados: en el congreso de la Nación se registran al menos 22.

Las mujeres se fueron haciendo camino en un ambiente poco propicio cuando no agresivo. Es justo reconocer a Julieta Lanteri, la quinta médica que tuvo el país, como una de las precursoras que a fuerza de coraje y principios logró votar en las elecciones a concejales en la ciudad de Buenos Aires del domingo 26 de noviembre de 1911. Alicia Moreau de Justo tuvo otras iniciativas y un antecedente concreto ocurrió en la provincia de San Juan en las elecciones de abril de 1928, gracias a la Constitución provincial que así lo permitía y que el golpe del 30 eliminó.

III – Los tiempos cambiaron y llegaban, no en forma graciosa, los derechos. Para la corta campaña electoral de 1946 los dos principales candidatos, el teniente coronel Perón y el médico José Tamborini proclamaban el voto de las mujeres.

Si bien el tema estuvo en la agenda del Poder ejecutivo se deberá llegar a 1947 para que la esposa del presidente, Evita, apenas regresar de su larga gira por Europa –del 4 de junio al 23 de agosto- impulse un proyecto en el parlamento de ley del voto femenino. Para ello convocó al diputado Eduardo Colom al que le manifestó su decisión de que no se podía dejar pasar más tiempo sin que exista una iniciativa.

De inmediato Colom elabora y presenta un proyecto, pero se anoticia que el diputado Ernesto Sanmartino, de la bancada de la Unión Cívica Radical, había presentado uno que cubría las mismas aspiraciones, por lo que lo hizo propio. Ese mismo día el diputado correntino Justo Díaz Colodrero, del Partido Demócrata Nacional, presenta otro proyecto.

Pero resultaba que en la cámara alta ya se había aprobado un proyecto del mendocino Lorenzo Soler, de la Unión Cívica Radical, Junta renovadora, en una hábil estrategia legislativa, Colom retiró su proyecto para abreviar los tiempos.

Una vez en diputados, paso a la comisión de Asuntos Constitucionales, que presidía John William Cooke, donde se presentaron arduos debates. La segunda jornada de discusión de la comisión era seguida desde una de las bandejas por la propia Evita junto a un grupo de mujeres que impulsaban la participación política.

Los discursos fueron de distinto volumen en donde no faltaron los reparos de todo tipo, como los del conservador R. Pastor y algún otro que no podían entender a la mujer fuera del exclusivo rol de “ama de casa”

Afuera, las mujeres coreaban.

En otra maniobra parlamentaria el mismo Colom píde el cierre de la lista de oradores atendiendo a que las expresiones –por la positiva o por la negativa- ya se había manifestado, lo que motivó la queja de un tribuno opositor que dijo: “¡¿No dejan hablar a los hombres y quieren que voten las mujeres?!”. De inmediato se votó con mayoría por la afirmativa. Se convirtió en ley 13.010.

Apenas conocida la sanción, quien tanto había bregado por ella, Evita, dijo: “Aquí está, hermanas mías, reunida en la letra apretada de pocos artículos, una larga historia de lucha, tropiezos y esperanzas”. La sintética frase resumía años de postergación, silencio de media sociedad. Se saldaba una deuda con la historia pero, por sobre todo, se iniciaba un camino hacia la real igualdad. 

El martes 23 de septiembre de 1947, el Poder Ejecutivo promulga la norma y la Plaza de Mayo es una fiesta popular.

IV – La ley fue solo un paso, se debía dar la tarea de educar, concientizar, y  empadronar a las mujeres. Según el censo de 1948, de 8.623.640 habitantes, 4.225.467 eran mujeres.

El domingo 11 de noviembre de 1951 se presentó con lluvia pero nada impidió que cientos de miles de mujeres en toda la vasta geografía votaran en el país por primera vez.

Se elegiría presidente para el período 1952-1958, bajo la Constitución de 1949, que establecía una elección de una sola vuelta, voto directo, un mandato presidencial de 6 años y reelección indefinida.

Si democracia es el gobierno del pueblo; hace 70 años, cuando las mujeres pudieron acudir a las urnas a votar y poder ser electas, comenzó la democracia efectiva. La participación fue superior al 90%, y en la Cámara baja resultaron elegidas 23 diputadas, mientras que 6 senadoras resultaron ungidas para ocupar una banca en la Cámara alta. Vendrán otras luchas, cupo, paridad, pero esa fecha marcó un principio sin retorno. La construcción de igualdad continúa con distintos desafíos, pero sin apartarse de la senda del fortalecimiento de la paridad en la participación política acompañadas de políticas públicas que permitan hacer realidad los compromisos asumidos con la agenda de género y diversidad, con la convicción de que cuando la participación política es igualitaria, la democracia se fortalece.

Por Ricardo Fessia

Integrante de la Unidad de Derechos Humanos, Género, Trata de Personas y Narcotráfico.