La "Noche de los Bastones Largos" (1966) | Consejo de la Magistratura

Publicado el 29/07/2025

Este martes 29 de julio, se conmemora la “Noche de los Bastones Largos”. Un suceso que se enmarcó en el inicio de la dictadura autodenominada “Revolución Argentina”, liderada por el general Juan Carlos Onganía, quien había derrocado al gobierno constitucional del Dr. Arturo Illia.

En este contexto político de autoritarismo y militarización, las universidades nacionales, símbolos de autonomía y pensamiento crítico, fueron violentamente intervenidas. La represión policial en las sedes de la Universidad de Buenos Aires, mediante la utilización de bastones típicos de las fuerzas en esos años, para desalojar a estudiantes y docentes, marcó una jornada de brutalidad y avasallamiento de los principios universitarios.

Este hecho no solo significó un grave ataque a la educación pública y la libertad de cátedra, sino que también provocó el exilio de numerosos académicos, investigadores y científicos, lo que representó una dolorosa fuga de cerebros y un enorme retroceso para el desarrollo científico y cultural del país.

La “Noche de los Bastones Largos” se erige como un símbolo de la lucha incesante por el conocimiento libre, la defensa de la universidad pública como espacio de pensamiento crítico y la irrenunciable libertad académica. Es una fecha que nos recuerda la importancia de proteger las instituciones educativas de cualquier intento de intromisión autoritaria. La Noche de los Bastones Largos ilustra una característica recurrente de los regímenes autoritarios: la represión del pensamiento crítico y la libertad académica, en los que tanto docentes y estudiantes, como sujetos activos en la construcción del conocimiento social, son frecuentemente percibidos como un foco de disenso y potencial resistencia frente a discursos únicos y hegemónicos.

El ámbito universitario, por su naturaleza intrínseca de promoción del debate y la investigación, se convierte así en un objetivo central para la imposición de narrativas que restringen la pluralidad y la autonomía intelectual.

Este episodio es un recordatorio de que la libertad de cátedra y el acceso universal a la educación pública no son privilegios, sino pilares de una sociedad democrática. La preservación de estos derechos exige el compromiso activo y coordinado de los tres poderes del Estado, así como de la sociedad en su conjunto, para velar por un ambiente que promueva el acceso pleno al conocimiento y el libre pensamiento. Ello implica rechazar de manera categórica cualquier forma de violencia, física o simbólica, y evitar la propagación de discursos de odio que buscan estigmatizar o silenciar a quienes ejercen su derecho a la crítica y a la disidencia constructiva. La memoria de la Noche de los Bastones Largos nos obliga a reafirmar el rol de la universidad como espacio de libertad, diversidad y progreso social.